Cuatro ojos mirando al cielo

En esta imagen de la Semana, vemos los cuatro telescopios auxiliares en elObservatorio Paranal de ESO oteando el cielo nocturno. Con sus cielos oscuros y prístinos, Paranal es uno de los mejores lugares de la Tierra para estudiar el universo. Como se ve en esta espectacular imagen, la vista está absolutamente repleta de objetos emocionantes que podemos observar.

Por ejemplo, podemos echar un vistazo más de cerca a la zona que queda a la derecha de la banda de la Vía Láctea, a las dos nubes que parecen fuegos artificiales galácticos. Se trata de la Pequeña y la Gran Nube de Magallanes, galaxias enanas que están atrapadas por la gravedad de la Vía Láctea. En la lengua mapuche que se habla en la zona centro-sur de Chile, se conocen como lafken, labken o künchalabken ("las lagunas"), y también como rünanko ("los pozos de agua"). [1]

Mirando más cerca del horizonte distinguimos sutiles tonos de verde y rojo, pero ¿qué es lo que estamos viendo? Percibimos lo que se denomina luminiscencia nocturna, una luz tenue emitida por átomos y moléculas de la atmósfera. Hay varios mecanismos que pueden desencadenar este fenómeno, como la interacción con la radiación solar o las reacciones químicas entre moléculas. El resplandor verde proviene de los átomos de oxígeno, mientras que el rojo se debe tanto a los átomos de oxígeno como a las moléculas de hidroxilo. Consulte este vídeo de ESOcast para obtener más información sobre cómo se crea la luminiscencia nocturna y por qué Chile es un lugar particularmente bueno para observar este fenómeno.

Notas

[1] Fuente: Wenumapu. Astronomía y Cosmología Mapuche, Gabriel Pozo Menares & Margarita Canio Llanquinao